Cómo diseñar una tarjeta de presentación que no se vaya a la basura
Cuando compartimos una tarjeta de presentación nos arriesgamos a que la otra persona decida conservarla o no. Para esto, mucho tiene que ver su diseño. Te ayudamos a generar una tarjeta de presentación para tu marca de la que nadie quiera deshacerse.

En un mundo donde las impresiones son cada vez más reemplazables resulta difícil creer la indispensabilidad de una tarjeta de presentación. Pero es verdad. Seas una marca empresarial o personal, este formato es esencial para mantener tu imagen pública.
Y es que al momento de conocer a un potencial cliente de manera breve son pocos los datos infaltables a compartir. Para no olvidarnos de nada y, a la par, proyectar un profesionalismo auténtico, debemos preparar un diseño que impacte.
¿Quieres saber cuáles son las claves para diseñar una tarjeta de presentación que el remitente guarde por un largo tiempo? A continuación, te presentamos algunas bases que no debes pasar por alto.
Analiza: quién, a quién y para
Puede parecer absurdo el planteamiento de objetivos para un formato que usaremos en nuestra cotidianidad. Sin embargo, si no contamos con una noción de qué queremos y a quién nos dirigimos podemos: no resolver ninguna duda o no despertar interés.
Primeramente,
piensa qué es lo que quieres que se sepa de ti y pregúntate a quién se lo estás contando. Es distinto buscar una relación entre tu marca y un cliente, a un proveedor o un socio. De esto se trata pensar adecuadamente a quién nos referimos.
También asegúrate de pensar
dónde entregarás estas tarjetas: ¿qué alcance tendrán? ¿Eres una persona que viaja frecuentemente y necesita presentarse con nuevos clientes? ¿O acostumbras moverte dentro de tu propia ciudad? Tómalo en cuenta.
Aprovecha el espacio
Siendo que las tarjetas de presentación suelen medir alrededor de 45 cm2, debemos cuidar muy bien en qué usamos el espacio. Estamos hablando de encapsular una marca entera, con los valores y conceptos que ésta conlleva en apenas un pedazo de papel.
Lo más importante es contar con un panorama apropiado de quiénes somos: qué representa nuestra empresa, cuál es nuestro mensaje y qué queremos transmitir a nuestros receptores. Sólo así podremos priorizar y dejar fuera la información menos relevante.
De la mano con esto,
debemos tener conocimiento de los datos indispensables de una tarjeta para saber qué es realmente prescindible.

Incluye la información esencial
Existen algunos datos que no pueden faltar en una tarjeta de presentación. Estos son: nombre de la marca o persona, profesión o posición en la empresa, correo electrónico profesional, número telefónico y logotipo. Si tienes uno, puedes incluir tu sitio web.
Ahora, si vas como representante de una empresa, no asumas que es suficiente incluir el nombre de ésta. No incluir tu nombre le resta profesionalidad a la tarjeta. Asegúrate que el receptor sepa a quién conoció y por quién puede preguntar la próxima vez.
Así mismo, procura limitar la descripción de tu profesión o posición en la empresa a un máximo de cinco palabras. En el caso del número de contacto, no olvides incluir el código de país en caso que acostumbres viajar al extranjero.
Elige bien la tipografía
Seleccionar la tipografía ideal para tu marca implica identificar ciertas clasificaciones imprescindibles. Es decir, tipos de tipografías, tales como: fuentes Serif (Times New Roman, Baskerville), Sans Serif (Arial, Calibri) Script y fuentes decorativas.
Igualmente, debes considerar los tamaños y pesos de las fuentes que escojas. Por ejemplo, si piensas usar las negritas para resaltar el nombre de marca, asegúrate que la marca seleccionada las tenga. No olvides variar el tamaño según la importancia de cada texto.
Te compartimos algunos ejemplos de fuentes que puedes usar según tu área de especialidad:
- Abogacía:
- Mermaid
- New York
- Butler
- Ventas:
- Timeless
- Highway Gothic
- Jack Input
- Marketing:
- Fela Free Font
- Long Johnson Font
- Balqis

Cuida la distribución
Desafortunadamente,
no existen reglas establecidas para una distribución armoniosa de elementos en tu tarjeta de presentación. Debido a que el estilo variará según tu especialidad e identidad de tu marca, las posibilidades son ilimitadas.
Recuerda que siempre puedes utilizar plantillas para ayudarte, así te darás una idea de cómo y dónde acomodar cada elemento. Sin embargo, no abuses de esta técnica. Si decides usar plantillas, asegúrate de personalizar el diseño lo más acorde a tu marca.
Una recomendación valiosa es hacer numerosas pruebas. No importa el tiempo que te tome, si algo no te convence, intenta nuevas formas de acomodarlo. La idea es que cada elemento tenga su propio espacio según el tamaño de la tarjeta.
Invierte en diseño e impresión
En caso de que, independientemente de todas las herramientas con las que contamos hoy, el diseño no es siempre nuestro fuerte. Si por más que intentas, el producto final sigue sin convencerte, quizá es momento de contratar a un profesional para ello.
Lo mismo en el caso de la impresión.
De nada servirá que cuenten con un diseño impresionante y acorde a tu marca si la calidad del papel es insuficiente. Vale la pena
invertir en una imprenta que sepa dar la textura y material correcto a tu tarjeta.
Finalmente, no minimices el impacto de un formato como este. Ningún formato impreso será realmente eficiente a menos que comprendas el peso que tendrá a nivel de marketing. Y, por ende, aproveches los recursos que estén a tu alcance.
¿Qué te parece? ¿Tienes alguna idea de cómo diseñar tus próximas tarjetas de presentación? ¡Convéncete! Implementa el uso de este pequeño pero poderoso trozo de papel y observa cómo el recibimiento de tu empresa mejora.
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